Sunday, March 13, 2011

Daniel Bell -crítico de los totalitarismos

A todo intelectual de izquierda le llega tarde o temprano su Kronstadt.

A Daniel Bell lo vacunó contra el fanatismo ideológico un clásico del anarquismo. Tras una filiación inicial a la Liga Socialista de los Jóvenes en su natal Nueva York, derivó al estudio académico de la sociología. En 1933, cuando la victoria electoral de Hitler impulsó a muchos de sus amigos a incorporarse al Partido Comunista, Bell visitó a Rudolf Rocker, quien puso en sus manos La tragedia rusa y la rebelión de Kronstadt, de Alexander Berkman. Esa lectura fue suficiente, si no para alejarlo del socialismo, sí para convertirlo en un perpetuo menchevique: socialista en economía y conservador en cultura. En cuanto a la política, Bell se volvió un liberal clásico. Asimiló muy pronto la lección del siglo XX contenida en la grave profecía de Max Weber contra el apego irracional a la “ética de la convicción”, ese fanatismo –a un tiempo asesino y suicida– que degradó moralmente a Lukács y sacrificó a Ernst Toller. En aquel ensayo de Bell entendí que las célebres conferencias de Weber en 1920 (su testamento político e intelectual) estaban dirigidas (como un llamado de desesperación) a aquellos dos discípulos suyos (Lukács y Toller) descarriados por la fuerza irracional de las ideologías totalitarias que dominarían al siglo XX y de las que Bell fue, a un tiempo, analista, crítico y profeta de su destrucción.

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