Entre los tibetanos en el exilio, el Dalái Lama ha promovido un liderazgo secular, donde no es necesaria la espiritualidad. "La separación de la Iglesia y el Estado es importante para un sistema democrático", apunta el primer ministro actual.
Ninguno de los candidatos a sucederle en la política es religioso. Uno de los considerados con más posibilidades de ser elegido es Lobsang Sangey, abogado e investigador en la Universidad de Harvard, que obtuvo más votos en las elecciones primarias que los otros dos candidatos juntos. Es el más joven, con 43 años, y se le reconoce una esmerada educación y una proyección internacional. Entre sus simpatizantes se cuentan principalmente los jóvenes y los monjes que creen que tiene mucho carisma y aportará nuevas ideas. Aunque también reconocen que le falta experiencia en la administración y que no habla chino.
Los otros candidatos, Tenzin Tethong, experto en estudios tibetanos por la Universidad de Stanford, y Tashi Wangdi, funcionario de la actual Administración, tienen experiencia en el Gobierno en el exilio, pero son considerados más conservadores.
Aunque es una pequeña minoría, hay tibetanos que, tras vivir toda su vida en el exilio, han perdido la esperanza. Este es el caso del joven Sangye Dhundup, para el que las elecciones son en realidad una ilusión. "Nuestro Gobierno existe solo en la imaginación porque en realidad no tenemos país", dice amargamente. Este estudiante de literatura inglesa asegura que no votó y que tampoco lo hicieron sus amigos porque creen que carece de sentido. Dicen que el futuro de Tíbet en realidad depende de la voluntad de China y que nueve rondas de diálogo entre Pekín y los enviados del Dalái se han saldado sin ningún fruto.
El líder budista no exige la independencia de China, sino una autonomía real que respete la religión, la cultura y los derechos humanos de los tibetanos. Postura respaldada por la mayoría de la comunidad tibetana, aunque algunas voces críticas sostienen que no ha llevado a los tibetanos a ninguna parte y que China está ganando tiempo con vistas a la muerte del dirigente teocrático.
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