Wednesday, October 27, 2010

Mario Vargas Llosa


Estoy entre quienes admiran al escritor de ficción y al intelectual comprometido con los debates contemporáneos. En esto VLL está emparentado con otros grandes escritores latinoamericanos que, como él, todos los años son mencionados merecidamente como candidatos al nobel, como Carlos Fuentes o Ernesto Sábato. En cierto modo este nobel premia a estas figuras intelectuales, que son mucho más que magníficos escritores.

Me encanta que el nobel le de credibilidad al credo de que el talento es fruto del trabajo y la disciplina, en vez de un don natural concedido por la gracia divina. Que se reconozca al peruano que siempre nos abrió las puertas del mundo, con sus crónicas desde Londres, Berlín, o el Congo. Me admira que VLL haya evitado siempre instalarse en el parnaso de la gloria literaria, para asumir la defensa de algunas causas o criticar otras sin preocuparse por las consecuencias. La pasión (e integridad) de sus ideas, como dijo Patricia del Río. Siempre ha alentado grandes debates, y eso es lo destacable, no que estemos de acuerdo o no con sus posturas específicas. Así, hemos leído sus tempranas críticas al carácter dictatorial del régimen cubano, y también a la “dictadura perfecta” del PRI mexicano. Más recientemente, criticó al gobierno de Israel frente al problema Palestino, y al gobierno de los Estados Unidos por la invasión a Irak.

En nuestro país, merecen destacarse algunas batallas libradas por el escritor, que el tiempo ha tendido a refrendar, hecho que la izquierda debiera reconocer: las conclusiones del informe Uchuraccay, con las que coincidió la Comisión de la Verdad; la lucha contra la política de estatizaciones y la defensa de la economía de mercado. Y otras batallas de las que la derecha debiera aprender: la defensa de las instituciones democráticas y de los derechos humanos, o la denuncia de la banalización de la cultura que viene con el imperio del mercado.

En uno de sus libros el filósofo Richard Rorty afirma que la mejor posición intelectual es aquella que es atacada con igual vigor tanto por la derecha como por la izquierda. El conjunto de la obra de MVLL lo hace también amplio merecedor de ese reconocimiento.

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