Entre 2008 y 2010, según revela un informe del Financial Times , China ha prestado a los países en desarrollo 110.000 millones de dólares, no solo más que EE UU, sino más que el Banco Mundial, la institución, con sede en Washington, que gobierna la economía capitalista. Los principales receptores de esos créditos indican también el amplio abanico de intereses chinos: Rusia, Venezuela, Brasil, India, Ghana y Argentina.
China ha sustituido a Rusia como principal alternativa al poder estadounidense y expande su influencia a regiones históricamente reservadas a los intereses norteamericanos, como América Latina, y a otras en disputa, como África y Asia. El reciente viaje de Obama a India, escenario central de la lucha por el control asiático, fue la última demostración de que Washington no renunciará fácilmente a su posición actual.
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