Hacia finales de la década, a pesar de la abundancia petrolera, el balance económico comienza a ser desfavorable. Los procesos de expropiación no daban buenos resultados e impedían desarrollar industrias, la inflación crecía y el desabasto de alimentos se propagaba. El país importaba para entonces cerca del 70% de los alimentos, al tiempo que Caracas se convertía en la cuarta ciudad más violenta del mundo. Aunque la pobreza continuaba disminuyendo, la clase media no aumentaba como en otras naciones sudamericanas; la frustración frente a la deficiencia de los servicios públicos era cada vez mayor.
Ante ese cuadro, comenzaron a generarse protestas sociales, que el chavismo optó por criminalizar. Los líderes de un movimiento estudiantil cada vez más activo fueron apresados, imputándoseles cargos desproporcionados como el instigar a la guerra civil. La detención de opositores se fue haciendo más común y varios optaron por marchar al exilio. Al mismo tiempo, Chávez, que ya había mostrado signos de irrespeto a la independencia del Poder Judicial, se lanzó contra varios jueces que no se acoplaban a su línea política. En 2009, 13 jueces fueron destituidos de sus cargos por emitir fallos desfavorables al gobierno.
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Tuesday, September 19, 2017
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